convivencia con el COVID-19

MI COVID19, MI ROMANCE

Todo empezó el 15 de Marzo domingo cuando llegué a casa tras trabajar, en un turno de tarde, y me sentía muy cansada. Llevaba tosiendo tres días, pero pensé que era una tos por cualquier cosa, de las que desaparecen a la semana, una garganta seca, un polen….

Al día siguiente amanecí con fiebre, llamé al centro de salud era 16 de Marzo, y con estas palabras de mi médica de cabecera: “búscate una habitación y no salgas…..”, empezaría lo que a día de hoy ha sido un mes y casi dos de un camino lleno de síntomas. La entrada a esta nueva experiencia llegó a mi vida llenándome los ojos de lágrimas con una culpabilidad tremenda, no era el momento de ponerse enferma, yo tenia que cuidar a los míos, de mis compañeras, de mis vecinas, de….. nadie, no cuidaría de nadie porque se iban a tener que hacer cargo de mi. Que momento mas duro, y mas conflictivo interiormente.

 Sin quererlo, triste y sin opciones: Empezaba el romance entre covid19 y yo.

Desde el 16 al 26 de marzo mis posibilidades de salir de la cama eran pura necesidad de ir al baño: del W.C. a la cama, de la cama al W.C, y así diez días…. Tos, fiebre, dolor de pecho (leve como crisis de ansiedad) y un profundo agotamiento…. La fiebre llego a 38 pero nunca lo superó, y los días pasaban entre frases como: “Cariño, como puedes aguantar en la cama”, “mama ¿te queda mucho por estar malita?”, “¿te leo?”. Las compras, las lavadoras, la cocina, la tarea, todo colgaba del brazo de Miguel. Un día en el baño le pregunte a Miguel que pasaba con nuestro jabón de manos y me dijo, nada, ¿nada?, pensé, pues no huele, cogí el desodorante y tampoco olía, no olía nada. Como podía ser? Nada olía…. Yo, yo, era yo, quien no olía nada, mi sentido del olfato había desaparecido. A los pocos días el puré: no sabía a puré, y esta vez no piqué, jajajajaja, era yo nuevamente, era mi covid19, mí querido corona…. Ya teníamos: fiebre, mal cuerpo, tos, y no teníamos ni olor ni sabor.

Poco a poco la fiebre disminuía, y me encontraba mejor. Me quite el pijama, saque el ordenador, libro de lectura, las agujas… mis hijos venían a la puerta, Lucas me leia, hacia su tarea en mi puerta y llegó el momento de mover el cuerpo. Lucas me enseñaba yoga, hicimos estiramientos, hasta 12 días seguidos. Volví a recuperar olores y sabores. Incluso me empezó a aterrar la idea de la vuelta al mundo real. Es increíble lo que puede hacer tu mente al llevar tanto tiempo en una habitación, me estaba dando pánico salir al mundo de las mascarillas, al mundo de las colas, al terreno hostil que varias personas me describían por teléfono. Que seguridad más tremenda estar en una habitación y levantarte en la misma película cada día, salpicada con videoconferencias, llamadas, mensajes…. Decidí poner esta sensación de pánico en conocimiento de dos personas más que bonitas, que me dieron una serie de indicaciones maravillosas, a través de las cuales recuperé incluso el carnet de conducir, no el físico, sino el mental, que yo misma había anulado al pensar que no sería capaz de coger el coche. Estaba a tope, sin fiebre, sin mal cuerpo, solo tos, y olfato y sabor. Desde la habitación donde he comido, levantado, dormido, acostado y el resto de cosas lo que más he echado de menos es a mi familia. Sus abrazos, sus besos, es muy duro discutir con un hijo y no tener un abrazo al final. Mi hijo Lucas decidió inventarse un símbolo para abrazarnos en la distancia.

Así me enfrentaba entre ejercicios para la espalda y estiramientos a mi nueva etapa….

            Viernes 9 de Abril, o viernes santo…..llega un síntoma viejo y poderoso: fiebre otra vez, no me lo creo, pero al día siguiente tengo mal cuerpo, dolor de cabeza y febrícula, y todo ello se repite el domingo y el lunes hablo con el centro de salud, y me dicen que baje a auscultarme y mirar la saturación, ambas están bien, pero la fiebre, la tos, son síntomas que a la médico no le gustan y me manda al hospital. Cuando vio mi cara me dio el volante y me ofreció 24 horas para ir hacerme una placa… la famosa placa que te retrata los pulmones.

Así es que me senté a conducir acompañada por mi covid19, dos paquetes de kleenex y lágrimas a borbotones (hasta ahora he de decir que sin prueba objetiva, por supuesto), al Hospital de Vallekas. Según avanzaba me sentía cada vez peor, un mes llevaba en una habitación para curarme, no para ponerme peor, me sentía engañada. Me habían robado un mes. Sala de espera, y en breve empieza el gran circuito: triaje, donde te miden saturación y temperatura, luego sala de espera, después con un grupo y guiadas por una mujer muy protegida nos llevan a realizar la placa donde una por una vamos pasando. A la salida me proponen volver yo sola a la sala de espera, y digo: “claro, es fácil”. Empiezo a andar y me pongo a seguir una línea naranja terminando en traumatología infantil, (me sentí inútil, muy inútil, madre mía que pérdida de cabeza más tremenda, con lo claro que lo tenía, que pérdida del sentido ¿sería otro síntoma? jejejejeje),  menos mal que logré volver a la sala de las placas donde encontré a alguien que me guio a la sala de espera. Entonces me llamó la doctora y me dijo: esta placa no está bien, tienes residuos en un pulmón, vamos hacerte una analítica, y la prueba del Covid19. Vuelta a la sala de espera, analítica y prueba de mí romance, por fin sabría objetivamente si estaba en mí o no. Y esta sí que fue la mayor espera, fue una espera en la que vi como una enfermera recogía bolso y chaqueta a una chica que estaba a mi lado. ¿Y si era yo la siguiente?, no podía ser, yo ya estaba bien, yo estaba bien… Me nombra la doctora otra vez, me siento a dos metros con mi mascarilla mis guantes y cansada, y me dicen que me van a dar tratamiento para irme a casa, VOLVIA A CASA!! brote, mis lágrimas aparecieron como en los dibujos japoneses, VOLVIA A CASA!. La atención en el hospital de Vallekas fue maravillosa, y fluida. Busque mi llave abrí la puerta de casa y casi me agacho a besar el suelo, era increíble volver a mi habitación, era simplemente lo mejor que me habían dicho ese día. Una vez más el CORONAvirus ganaba el día de la república, una vez más me demostraba el amor que tenía por mi, incluida su prueba objetiva porque me llamaron para confirmar que era positiva. La vida es así una mañana maldices todo porque tienes que ir a ver si después de un mes en una habitación te has puesto peor, y cuando vuelves eres la más feliz del mundo por volver al mismo entorno, a las mismas cuatro paredes.

Una semana de tomar dos antibióticos más pincharse la heparina, así siete días. Volví al principio, la medicación me dejaba tumbada, modo ovillo en la cama era lo que mejor podía hacer. Y así en postura fetal tapadita con mi manta, escuchaba de fondo la radio como conexión con el mundo. Palabras como muerte, duelo, dolor, jamás han sido tantas veces pronunciadas. Se podían quedar con nosotras y acompañarnos mucho mas, y meterse en nuestras vidas, y hacerlas parte de nuestro ciclo vital, de nuestros corazones. Podrían ser parte del aprendizaje escolar. Muerte, duelo… se me empañan los ojos al pensar en las personas que están dejándonos y sus seres queridos no pueden ni cogerles una mano, no pueden decirles adiós. Cuanto más lo pienso más lo siento más lloro, ¿por qué no educamos en duelo, en sentir, en expresar, en respetar, en amar?. La radio sigue puesta ya no se ni lo que dicen este pensamiento me invade y lo dejo que repose. Pasan los aplausos de cada tarde y al sexto día me vi una mancha en un pie, noooooooooooo!!! Otra vez mi covid19, dando señales de aquí estoy. No estaba solo en un pie, el otro también, y la espalda y las piernas…. Al día siguiente baje al centro de salud y la médico me confirmó que era mi romance nuevamente. Antiestamínico y a esperar. Ya había pasado una semana y tenía revisión en el hospital. Neumonía curada, por fin, una gran noticia!

Aún estoy con manchas en los pies (llevo desde el día 18) llevo 9 días, al menos no tengo en el cuerpo.

En todo este proceso, me he dado cuenta de que la soledad estando enferma es uno de los peores síntomas, mas bien creo que es el peor de todos. Sentir que nadie te acaricia cuando no eres capaz de moverte de la cama, que nadie te coge una mano, que estas…sola, acompañada por un virus… y en algunos momentos pensando que aquello que te invade, te invade tanto que no va a terminar nunca. El sentir que el romance es largo y tu no quieres mas pero el covid19 es muy pesado, le cuesta mucho despedirse, y cuando crees que has terminado te deja un nuevo síntoma de que esta contigo, y eso provoca una profunda sensación de decepción. Tras estos días siento mas que nunca que las cosas mas sencillas son las que mas echo en falta. Estoy empezando a pensar en aquello que aprendo de esta experiencia, y una vez mas surge el valor en las cosas mas cercanas y mas emotivas, los abrazos, los besos, una sonrisa, una palabra a tiempo…. La otra persona! Que importantes son las otras, verdaderamente las unas sin las otras no somos nada…. Y dentro de los otros y las otras están esas personas que te arrancan una sonrisa entre lágrimas, o te mandan un beso por WhatsApp con tanto amor que te borran la tristeza del día. Luego también están los otros que se organizan para aportar soluciones sociales y ponen en marcha estructuras que están por encima de la política y la economía, pero que van a lo más básico que es dar de comer a tus vecinas, y eso ha sido toda una experiencia también. Porque al final una vez más la gente demuestra estar donde tiene que estar, y atiende a lo que tiene que atender, dejando a un lado aquellas cuestiones que están siendo discutidas a grandes alturas, y están tan altos que no nos ven.

Otro peor síntoma es no tener un diagnóstico claro, cuando la prueba, la gran prueba esa llamada PCR, que todas las personas hemos soñado que era la solución a nuestros males da negativo y tu sigues un día tras otro con dolor de cabeza y una febrícula ridícula la cual ha vuelto a tu vida tras 18 días sin ella. Además te deja el cuerpo que tienes que recurrir a la posición horizontal tapadita con una manta. Solo siento ganas de llorar cuando mi sensación es de 40 grados y el  termómetro refleja un triste 37´1. Ese momento te crea una sensación de confusión tan grande que llegas a pensar cosas como: “estará mal el termómetro”, “me lo estoy inventando”, “seguro que esto es cuestión de no pensar en ello y se va”…. Además tu médico llega un momento que dice aquello que nunca esperaste escuchar: Yo no se mas de este bicho. Me encantaría poder viajar al futuro y traer el tratamiento a este actual mes de Mayo de 2020.

Queda mucho camino por recorrer, mi romance ha tenido especial incidencia en todas las personas con problemas respiratorios y los pulmones han sido su lugar preferido, pero quedan personas con otros problemas como fiebre interminable, otras con diarrea, trastornos del sueño, cefaleas…. Para los cuales el tratamiento es inexistente hoy en día. Y la respuesta medicamente ha sido la de quedarse en una habitación aislado en casa. Hoy no sabemos a largo plazo que nos habrá dejado este bicho, y espero que en un futuro pueda leer algo con lo que me sienta o no identificada, pero que lleve por título los efectos secundarios del covid19. Tengo claro que socialmente esto solo tiene un nombre de efecto secundario: Tsunami social. Hasta ahora todo ha sido una burbuja hacia dentro de los hogares, pero cuando abramos las puertas saldrán muchos monstruos que llevan semanas alimentándose de palabras como vulnerabilidad, pobreza, mujeres, menores, maltrato, tercera edad, abandono y un sinfín más.

Quiero que el mundo sea otro después de esto, quiero un mundo donde lo importante sean las personas, lo que sienten, lo que necesitan, lo que sueñan…. Y eso creo que es una utopía, y como decía Eduardo Galeano: Las utopías sirven para caminar. Así es que seguiremos caminando….. 25 días y un mes con un romance llamado Covid19.

Ainhoa G. Barbazán 10 Mayo 2020

Estado de Fiebre

El 14 de Marzo, mientras Sánchez declaraba por la televisión que todos deberíamos quedarnos en casa, yo estaba comprando un termómetro nuevo (el segundo). V.L llevaba un par de días con escalofríos, pero el termómetro no subía, hasta que nos dimos cuenta de que no subía ni bajaba porque estaba roto.

El 14 de Marzo, la temperatura de V.L era de 38, bueno no pasa nada, pueden ser mil cosas que no sean CoronaVirus, y si es CoronaVirus, nos han dicho que en la mayoría de los casos es como una gripe.

V.L es asmática crónica y de momento le indican que tome Paracetamol desde el centro de salud, donde comienzan a incluirla en un seguimiento diario por teléfono, que pasa a ser a un seguimiento cada dos días, pero todo parece que va según lo establecido. Hasta que no va bien. Cada día tose más, respira peor y después de varios episodios realmente agónicos, la mandan a un especialista y le diagnostica una bronquitis aguda asmática provocada por el virus. Inicia un tratamiento potente para pacientes con EPOC y al menos le alivia para seguir respirando, aunque sea con dificultad.

Pasa otra semana y nos dicen que la fiebre estará a punto de remitir. Si fuera solo fiebre… pero V.L lleva 15 días con dolores de cabeza muy fuertes, tos, escalofríos como descargas eléctricas, le duele la garganta y algunos días con diarrea… y parece que la fiebre en vez de bajar, sube, ahora 38.5. Desde el centro de salud la diagnosticaron como Covid-19. Nos vamos a urgencias donde lo confirman y le hacen pruebas, pero la situación es tan crítica en los hospitales que al no tener los pulmones dañados y ser capaz de respirar por sí sola, le indican que continúe con su tratamiento en casa aislada.

Vamos a por la tercera semana, 21 días. He tenido que acercarme al centro de salud, porque el seguimiento diario por teléfono, ha pasado a una vez a la semana. Nos han derivado por 2ª vez a urgencias del hospital Fundación Jiménez Díaz, en donde le han hecho de nuevo placas del pulmón, sin rastro de neumonía, pero sí de sistema respiratorio muy inflamado, ahora le cuesta incluso tragar. Vuelven a indicarnos diagnóstico de Covid-19 y empieza el baile de las medicinas.

Ya son 25 días con fiebre y todos los síntomas, V.L está tomando un antibiótico que entre otras cosas puede combatir el Ántrax, así pone en el prospecto, 5 días de antibiótico que le han dicho que la van a dejar físicamente más tirada que una colilla, y así es. No funciona pero le dicen que aumente la dosis unos días más. Fue un desastre y añadió unas bonitas placas de garganta al cuadro. Y es que además del antibiótico, V.L toma por recetas desde la semana 2 un antihistamínico, un inhalador para gente con epoc además del ventolín, el paracetamol que ahora puede mezclar con Nolotil para intentar mitigar los dolores de cabeza y un jarabe. La fiebre ha empezado a bajar, ahora como mucho sube a 37.6 / 37.7 pero vuelve la angustia de no poder respirar bien, lo está pasando muy mal así que de nuevo vuelve al especialista que le añade corticoides urgentemente para reducir la inflamación respiratoria. Esto parece que sí la alivia un poco.

Son ya 34 días diagnosticada con Coronavirus pero sin hacerle ninguna prueba y siguen los síntomas: febrícula (que así lo llaman cuando no supera los 38), tos, dolor de garganta y dolor constante de cabeza, sobre todo.

V.L intenta mantenerse bien mentalmente, ya que todos los días el proceso es parecido, se levanta animada, y a media mañana empieza a encontrarse peor hasta que después de comer no aguanta más y se tiene que acostar.

V.L vuelve al hospital por tercera vez, le hacen nuevas placas de los pulmones en las que no se aprecia nada, y observan que por la medicación tiene candidiasis oral, pero por lo demás deciden que es cuestión de tiempo. Seguimos con todas las medicinas y añadimos un jarabe más para la candidiasis oral.

Semana 6, 42 días con fiebre, era como una gripe, decían… los corticoides han hecho su efecto, pero también su efecto en sus biorritmos, V.L se encuentra por las mañanas más activa pero por las tardes peor, porque el resto de síntomas no se van, hemos tenido que lidiar con varias crisis de ansiedad y pánico jodidas, esto ya no es solo físico, mentalmente es un infierno no saber qué tienes ni cómo se comporta. De nuevo, volvemos a 38º de fiebre porque sí.

Semana 7, 49 días con fiebre. Vuelta al centro de salud, después de 6 médicos diagnosticando con CoronaVirus y sin hacerle una prueba, deciden hacer un PCR, esta semana sin muchas novedades, la candidiasis se ha ido por donde vino, pero ahora V.L tiene un dolor en el pecho, que han dicho que puede ser muscular, y le duele la vena que pasa por la cabeza detrás del oído, la carótida, que le han dicho que efectivamente está un poco inflamada, pero que es todo del virus.

Vamos ya por los 52 días con fiebre, como mucho sube a 37.3/37.4, pero le afecta mucho físicamente. V.L ha dado negativo en el PCR, vuelta al centro de salud, en donde un médico distinto dice que no entiende por qué le han hecho la prueba, si después de 50 días con síntomas es obvio que ya va a dar negativo, que no tenían que habérsela hecho; después de hacer sentir culpable, se lee su historial, y ve que es persona de riesgo por el asma, todas las idas y venidas, que ha tomado más medicinas que un enfermo de chernobyl, y ya para el carro, y le confiesa que es que realmente no se sabe mucho del virus y de cómo actúa en cada persona, porque esto es todo muy nuevo. Finalmente le realizan otras pruebas para descartar cualquier otro motivo por el que no mejore, pero siguen indicando que no puede ser otra cosa, sigue siendo covid19.

Y hasta aquí puedo leer de momento, siguen llamando para hacer el seguimiento (aunque muchas veces tenemos que llamar nosotros para decir que no han llamado y nos llaman días más tarde), y V.L sigue con esa “febrícula”, ese “dolor de cabeza” y esos nuevos dolores de pecho y carótida, y algún día con diarrea, pero nos dicen que es lo normal, que paciencia.

Hoy es 10 de mayo, oficialmente 57 días enferma y esto continúa…

Y por qué me he decidido a contar esto¿?, pues porque en todo este proceso, la verdad es que nos ha ayudado bastante saber que hay más casos con los síntomas que ha ido pasando V.L, y que por lo visto las personas asmáticas tardan más en curarse, o que aun ya siendo negativos, continúan con los mismos síntomas, así que espero que si alguno tenéis algún amigo/conocido con el bicho o con síntomas que duran, le venga guay saber que hay más gente pasando por este calvario, y que es otra de las cositas de nuestro querido Virus.

Yo durante todo este tiempo (que comparto mi vida conV.L) no he tenido nada, me han hecho las pruebas en el trabajo (la prueba rápida) y he dado negativo en el virus y en los anticuerpos, lo que me hace dudar o bien de la fiabilidad de este tipo de pruebas o que soy el nuevo Mesías.

CHUWI

Una respuesta a “convivencia con el COVID-19

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